miércoles, 13 de diciembre de 2017

Real Academia de las tres nobles Artes de San Carlos.



La primera escuela de arte en el Continente Americano, la Academia de San Carlos, cumplió ya 230 años de existencia. Desde su creación ha sido el centro medular de la creación artística en América, particularmente durante los siglos XVIII y XIX, al constituirse como el semillero de grandes talentos en el mundo del arte.

La Academia de San Carlos inició su labor en la Antigua Casa de Moneda, pero 10 años más tarde se estableció en lo que fue el Hospital del Amor de Dios, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en el número 22 de la calle de Academia, construido por el arquitecto Antonio Rivas Mercado.



Esta institución fue fundada el 4 noviembre de 1781, en honor al rey Carlos III (de ahí su nombre), en el día de su santo. Empezó a impartir clases bajo el nombre de Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos: arquitectura, pintura y escultura de la Nueva España. Posteriormente se expidió la Cédula Real el 18 de noviembre de 1784 para constituir la Real Academia de San Carlos de la Nueva España y se difundió la real orden por el virrey Matías de Gálvez el primero de julio de 1785. Las primeras clases son impartidas por Jerónimo Antonio Gil y posteriormente se envían maestros de la Academia de San Fernando, España.

El objetivo primordial al fundar la Academia de San Carlos era educar y capacitar a los llamados “naturales”, es decir, los indígenas de la Nueva España. Para ello se invitó a artistas españoles relevantes, como Manuel Tolsá, que formaro parte del grupo de profesores que impartieron cátedra, tomando en cuenta los modelos franceses, ingleses y españoles como principal influencia. Su florecimiento se dio durante los Siglos XVIII y XIX, pues fue el punto de origen de casi toda la pintura, la escultura y el dibujo que se produjo en México y Centroamérica en ese momento. Al ser la primera escuela de arte fundada en el continente americano, durante varios años tuvo gran afluencia de jóvenes provenientes de otros países que llegaron a conformar una plantilla de alrededor de 400 alumnos.

Permaneció cerrada de 1821 a 1824 y estuvo en decadencia hasta 1843, cuando el presidente Antonio López de Santa Ana dispuso darle funcionamiento. Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución a la que fue incorporada en 1910, durante el siglo XIX gran parte de las construcciones realizadas en México, como las iglesias y centros educativos, se originaron en la Academia de San Carlos. A finales del siglo XIX y en los inicios del siglo XX, esta escuela fue testigo de la influencia de algunos movimientos europeos en la necesidad los artistas de retratar las costumbres de México mediante el muralismo.

A partir de 1913, la Academia incursionó en una etapa moderna de enseñanza, pues ingresaron a su cuerpo docente personalidades de gran peso dentro de la pintura mexicana. Durante la revolución mexicana, la Academia cerró tres años y se reabrió como Escuela Nacional de Bellas Artes incorporada a la UNAM. En 1929, Diego Rivera fue nombrado director de la Escuela de Artes Plásticas (cargo que solo desempeñó hasta 1930), quien preparó un plan de estudios que suscitó polémica. En ese mismo año, se declara la autonomía de la Universidad, la Academia se dividió en la Escuela Nacional de Arquitectura, que se trasladó a la Ciudad Universitaria en 1933, y la Escuela Central de Artes Plásticas, que cambió su nombre a Escuela Nacional de Artes Plásticas.

Durante la década de los setenta se crearon las carreras de Diseño Gráfico –ahora de Artes Visuales– y la de Comunicación Gráfica –ahora Comunicación Visual–, las cuales fueron mantenidas en la Academia de San Carlos hasta 1979, cuando la ENAP se trasladó a sus nuevas instalaciones en Xochimilco. También se creó el departamento de posgrado, específicamente la Maestría en Artes Visuales.

La colección de numismática de la Academia consta de troqueles originales de las primeras monedas que se acuñaron en la Nueva España; la de yesos contiene vaciados de esculturas grecolatinas del Museo del Vaticano y de Miguel Ángel. La parte que alberga la colección gráfica se compone de miles de obras entre las que se observan obras de Rubens, Durero, Rembrandt y una serie única de Giovanni Battista Piranesi. Además de contar con las piedras litográficas originales de la primera emisión de billetes mexicanos.

En cuanto a fotografía, el acervo consta de cerca de mil 400 imágenes tomadas por Guillermo Kahlo, padre de Frida Kahlo, una colección completa de aspectos de la Ópera de París, única en su tipo, que han sido solicitadas en diversas ocasiones por museos internacionales, como el de Louvre. El acervo de dibujo posee un gran valor histórico ya que contiene obras de grandes artistas como Francisco José de Goya, Diego Velázquez, José María Velasco, Rufino Tamayo y Diego Rivera.

Actualmente, en el edificio de la Academia de San Carlos se encuentra la División de Posgrado en Artes Visuales y Diseño Gráfico, la Jefatura de Educación Continua, la Coordinación de Difusión Cultural, distintos talleres, galerías, biblioteca y su Acervo Patrimonial.

Espacio vivo donde se siguen impartiendo clases tanto para alumnos de la Universidad Nacional como para el público en general interesado en el aprendizaje de alguna de las técnicas que se imparten. A más de 200 años de su creación, la Academia de San Carlos es uno de los semilleros artísticos y culturales más importantes que tiene el país y la Universidad Nacional Autónoma de México.

http://www.fundacionunam.org.mx/de_la_unam/academia-de-san-carlos/



http://www.schillerinstitute.org/spanish/art/academy_of_san_carlos.html

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